¡Bolos a la cárcel!

No, no estamos promoviendo el encarcelamiento de todos los naturales de Toledo, apodados popularmente como ‘bolos’; ni estamos demandando más actividades culturales itinerantes (‘bolos’, en jerga de los artistas) para que se realicen en La Cárcel, centro de creación. Se trata de algo más simple: dar a conocer que el entorno de la antigua cárcel de Segovia se encuentra asentado en rocas graníticas, y que por tanto el antiguo paisaje natural de esa zona estaría cubierto por bolos y berrocales.

Efectivamente, bajo la ciudad de Segovia predominan en el substrato, por un lado las rocas carbonáticas (calizas, dolomías y areniscas) bajo  el recinto amurallado y Santo Tomás-Cristo del Mercado; y por otro las rocas gnéisicas en La Albuera-El Cármen y San José-Nueva Segovia. Pero, sin embargo, sí que existen, en determinadas zonas (más pequeñas de lo que la gente cree), rocas graníticas formando el subsuelo. Los dos afloramientos más grandes de ‘granitos’ bajo la actual ciudad de Segovia se sitúan en el barrio de San Lorenzo, formando una mancha desde El Sotillo hasta el Azoguejo y desde la Fábrica de Borra a la Fábrica de Loza; y otra que ocupa los barrios de San Millán, Santa Eulalia y parte de El Salvador (ver entrada «Contactos en la segunda fase») , que daba nombre a una calle (Berrocal, actual calle Independencia) y a un puente sobre el arroyo Clamores (puente del Berrocal).

Mapa geológico de Segovia (MAGNA, IGME), con los dos afloramientos graníticos de Segovia en colores rosados (centro de la imagen)

 

Pero a parte de estas dos ‘grandes manchas’ de granitos bajo las casas de Segovia, existen otros pequeños afloramientos y masas de menores dimensiones, que no figuran representadas en el mapa geológico 1:50.000 por no tener suficiente tamaño, como las situadas en El Tejerín (cabecera del arroyo Tejadilla) y dispersas por el subsuelo de los barrios de San  Frutos (parque de El Peñascal) y San José- Ciudad y Tierra de Segovia, que es lo que nos ocupa en esta nota.

La reciente reactivación de la urbanización en el nuevo barrio de la Ciudad y Tierra de Segovia ha supuesto la excavación de los cimientos de nuevos edificios. Es el caso del futuro edificio Pinar, situado en la calle Pinar de Valsaín (Sector 1- Plaza de Toros), que está siendo promovido por GMS Inmobiliaria, y que está próximo al antiguo centro penitenciario, actualmente centro de creación cultural. Pues bien, en la excavación de la cimentación de los edificios han aparecido los granitos que ya afloraban en unas antiguas canteras próximas al antiguo muro perimetral de la cárcel vieja, donde jugaban los niños de San José, para los que las formas paralelepipédicas del granito, delimitadas por las diaclasas verticalizadas, emulaban sitios como “la tumba de Drácula” o “el sillón de Frankenstein” en la fantasía de los juegos infantiles.

Estos granitos, como muchos de los otros afloramientos situados dentro de Segovia (ver los afloramientos de la plaza de Día Sanz, bajo los pilares del Acueducto), son de colores muy claros, casi blancos (leucogranitos), por su alto contenido en cuarzo  y feldespatos; suelen tener dos micas (moscovita y biotita) y ligeras tonalidades beige (‘rubios’) por su contenido en óxidos de hierro. También es frecuente la presencia de otros minerales, como granates (en ocasiones alterados) y turmalinas negras (chorlo). Tienen tamano de cristal fino, incluso texturas aplíticas. Se emplazaron en profundidad al final de la orogenia Varisca, hace entre 290 y 305 millones de años, por lo que son algo ‘más jóvenes’ que los granitos de San Lorenzo y El Sotillo. Por su singularidad, merecieron la atención de los geólogos desde la década de 1960, hasta el punto de que se desarrollaron diversos estudios, incluso una tesis de licenciatura en la Facultad de CC. Geológicas de la UCM, presentada por V. Sánchez Cela («Afloramiento granítico de Segovia»; 1962).

La consecuencia aplicada de este tipo de cimentación del sustrato es que como los leucogranitos están muy alterados superficialmente y cubiertos de mantos de escombreras y terraplenes de la antigua fábrica de Klein, los taludes de la excavación han tenido que ser pilotados y encofrados.

Aunque es difícil reconstruir cómo era el paisaje sobre estas rocas antes de la presencia humana o en tiempos históricos, posiblemente formasen pequeñas pedrizas y berrocales en superficie, que se distinguirían de las lanchas planares de los gneises circundantes, por lo que efectivamente habría dispersos bolos por esta extensión oriental de la Real Dehesa de Enrique IV, donde luego se ubicaría la cárcel de Segovia.


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