Protección del Karst de la Utrera

El Karst de la Utrera guarda excelentes valores ambientales que se manifiestan por la presencia de hábitats exclusivos a su espectacularidad geomorfológica. Además, sus estratégicas condiciones como refugio y atalaya de vigilancia la han hecho ser habitada desde época paleolítica y en distintos momentos de la prehistoria e historia (poblamiento discontinuo). Este hecho se pone de manifiesto por la gran cantidad de restos y yacimientos arqueológicos que se han hallado en este pequeño torcal.


Por ello, entendemos que el Karst de la Utrera es un magnífico museo y laboratorio de prácticas de distintas disciplinas educativas: biología, geología, historia, geografía, espeleología, educación física… Los usos pasados, presentes y futuros de este espacio comprenden actividades de explotación económica, social y cultural, mayoritariamente compatibles con la conservación del espacio.

No obstante, algunas actividades actuales son incompatibles con el mantenimiento de estos valores y su puesta a disposición de las generaciones futuras. Esto motivó que en 1991 se produjera la solicitud de protección como “Paraje Natural” ante el Parlamento Andaluz, expediente que quedó paralizado por falta de seguimiento tras el siguiente cambio de legislatura. Desde un punto de vista físico el Karst de la Utrera resalta como un espacio con importantes valores naturales relacionados con su originalidad litológica, geomorfológica, climática y florística que se traduce en una notable aportación a la geodiversidad y a la biodiversidad de la región en donde se encuentran inscritas. La convergencia de esa gran diversidad de factores y elementos naturales constituye un sistema original y valioso, tanto por la diversidad que aporta, como por el grado de conservación que mantiene y el carácter más o menos estable que presenta, algo que no suele prodigarse con excesiva frecuencia en el variopinto mundo físico que representa la región andaluza.

Se trata de un peculiar y desconocido afloramiento calizo marginal de estructura anticlinal situado en la Costa del Sol Occidental malagueña y en grave peligro de desaparición.
Las propias características del Karst de la Utrera hacen que sea particularmente destacable entre los macizos kársticos andaluces por constituir el “típico karst de mesa”, originando un paisaje insólito, similar, aunque de menor extensión y desarrollo al del Torcal de Antequera. Este relieve encastillado es generativo de caprichosas geoformas, endorreísmo o ausencia virtual de drenaje, presencia de depresiones y fisuras, de cavidades superficiales, con red de drenaje subterránea, etc.

De igual modo, en función de la génesis kárstica, también nos encontramos con la combinación de procesos kársticos y fluviales, es decir, con un fluviocarst, patente en el desarrollo de varias gargantas que cortan el anticlinal y que son denominadas en el lugar como canutos.

No obstante, si bien esta dialéctica población-territorio se ha extendido a lo largo de toda la historia, a partir de los años sesenta del siglo XX el intenso desarrollo turístico experimentado por el litoral malagueño ha supuesto un auténtico abandono de las actividades que se venían desarrollando hasta entonces, al tiempo que ha convertido a esta sierra en un recurso natural muy apetecible de cara a la extracción de áridos para la fabricación de cemento.

El sentido de las últimas transformaciones, protagonizadas por la cantera de áridos, han apuntado hacia una degradación estética y ambiental de estos valiosos escenarios como resultado de la destrucción de las bases en que se sustenta y las importantes mutaciones que se producen en la estructura y funcionamiento del karst como sistema natural, las más de las veces conducentes a la degradación del mismo y a su desestabilización. En este nuevo contexto el paisaje kárstico ha quedado claramente desfavorecido en la refuncionalización del territorio que impone la actividad turística de la Costa del Sol.

A pesar de existir una amplia batería de normas derivadas de la planificación ambiental, históricamente no se han contemplado en las políticas urbanísticas locales y estrategias ambientales las peculiaridades de este territorio kárstico, negándole el peso específico que merece dentro de las políticas medioambientales, como elemento esencial de estructuración y cohesión territorial entre la Costa del Sol y la Serranía de Ronda. El planeamiento urbanístico no salvaguarda al Karst de la Utrera de los incesantes intereses económicos derivados de la industria extractiva, por lo que los condicionantes socioeconómicos siguen ejerciendo mayor peso que los valores del medio natural.

Desde la década de los 60 este Karst ha sido escuela espeleológica y de escalada. Después de los trabajos de exploración subterránea llevados a cabo en él, se han catalogado más de 50 cavidades, algunas con importantísimos vestigios arqueológicos que a pesar de los esfuerzos de los colectivos implicados en la zona, no se han tenido en cuenta.
Y así cada día, el Karst de la Utrera va perdiendo sus entrañas bajo la incesante destrucción de su paisaje a cargo de las voladuras y extracciones de la cantera.
Podéis ver su situación en el siguiente video:

A pesar de sus valores, muchos aún por ser divulgados, el Karst de la Utrera sigue expuesto a las agresiones urbanísticas sin que se evalúen en términos ecológicos los costes de este cambio. Sencillamente es una sierra poco conocida, y por ende, menos respetada.

Únete a las peticiones de protección del Karst de la Utrera a través de http://www.change.org/es/peticiones/salvar-el-karst-de-la-utrera

+info: http://karstdelautrera.blogspot.com.es/


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