¡Visto para-sentencia!,…. (que no para-gneis)

Si todo discurre según lo previsto, dentro de cuatro o cinco años, esta típica frase de las películas norteamericanas de tribunales se escuchará en las instalaciones del futuro complejo de los Juzgados de Segovia, que el Ministerio de Justicia (Gobierno de España) está construyendo en el barrio de Nueva Segovia, con un presupuesto de casi 12 millones de euros.

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Se escuchará  “¡Visto para sentencia!”, pero no “para-gneis”, porque la parcela donde se están construyendo los nuevos juzgados tiene como substrato gneises, pero no paraderivados (o sea procedentes del metamorfismo de rocas sedimentarias), sino ortoderivados (o sea, procedentes del metamorfismo de rocas ígneas). En consecuencia, debajo de los futuros juzgados de Segovia hay orto-gneises.

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En los últimos años se ha avanzado notablemente en las investigaciones sobre el origen y formación de estas rocas metamórficas, los ortogneises, que son las rocas más abundantes en la Sierra de Guadarrama y su piedemonte. Dentro de la propia ciudad de Segovia, se ubican sobre estos ortogneises buena parte de los barrios modernos de la ciudad, como Nueva Segovia, La Albuera, San Frutos o San José; los polígonos de El Cerro y La Choricera; y hasta el propio centro comercial Luz de Castilla, en los taludes de cuyo aparcamiento se pueden observar diferentes tipos de gneises.

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Son las rocas a las que los habitantes de la Sierra han llamado tradicionalmente “piedra centenera”, ya que generaban sobre ellas suelos tan delgados y pobres que apenas se podía cultivar en ellos centeno (en algunos sitios también lino y patatas), y en el más de los casos, dedicarlos a pastos. Ellos sabían diferenciar bien los gneises (la piedra centenera) de los granitoides (la piedra berroqueña), y conocían bien las propiedades y usos de una y otra para la construcción de vallados de las fincas, la edificación de viviendas, etc.

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Clásicamente se interpretaba que la roca original a partir de la que se formaron los ortogneises (protolito) eran granitoides (leucogranitos, granitos porfídicos..) intruidos hace unos 477 a 500 millones de años que, al metamorfizarse durante la orogenia Varisca (anteriormente llamada Hercínica; hace unos 350 millones de años), pasaron a formar los diferentes tipos de ortogneises: glandulares, leucogneises, etc.

transformacion-de-granito-a-gneisEs lo que en el libro divulgativo “Guía de Piedras de la Sierra de Guadarrama» (Sacristán, Díez-Herrero y Carrera, 2016; Ediciones La Librería) se ha tratado en el apartado “Las 50 sombras del gneis”, parodiando el conocido libro de literatura erótica “Las 50 sombras de Grey” y la película que de él ha derivado.

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Pero hace unos pocos meses se ha producido un hito en la interpretación del origen y evolución de los ortogneises sobre los que se están edificando los Juzgados de Segovia. Se trata del artículo científico titulado “Zircon Hf signatures from granitic orthogneisses of the Spanish Central System: Significance and sources of the Cambro-Ordovician magmatism in the Iberian Variscan Belt” , del que son autores C. Villaseca (UCM-IGeo), E. Merino Martínez (UCM), David Orejana (UCM; geólogo segoviano que actuó como experto en el Geolodía Segovia 2014), T. Andersen (Universidad de Oslo, Noruega) y E. Belousova (Macquarie University, Australia), publicado en la prestigiosa revista internacional Gondwana Research (volumen  34, año 2016, páginas 60–83).

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En este artículo se precisan y concretan varios aspectos sobre el origen de los ortogneises, a partir del estudio detallado de los zircones:

  • Proceden de antiguos granitoides claros (félsicos; llamados tipo S) muy ricos en aluminio en su composición química (peralumínicos).

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  • Las edades de formación de los antiguos granitos se ajustan mucho más, restringiéndolas al intervalo desde hace 496 a 481 millones de años (Ma), o sea, entre el Cámbrico superior y el Ordovícico inferior.
  • Los antiguos granitos intruyeron en rocas sedimentarias (que luego formarían paragneises y mármoles) con edades de unos 536 Ma; o sea, entre el Mesoproterozoico final y el Neoproterozoico (en lo que se conoce genéricamente como ‘Precámbrico’), depositadas unos 35 millones de años antes de que intruyeran los granitos.
  • La intrusión se produjo en el margen continental septentrional del gran continente austral llamado Gondwana, donde primero existió una zona de subducción de mayor pendiente, luego una zona de subducción de menor inclinación y finalmente un margen pasivo.

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Curiosamente, esta evolución coincide con la propuesta en los bloques diagrama divulgativos que se hicieron para reconstruir este periodo en el libro de Las raíces del paisaje, donde para este periodo se representaba un arco-isla en una zona de subducción (parecido al actual Japón), que evolucionaba hacia un margen pasivo (como el actual litoral atlántico).

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Así pues, se da la paradoja de que las rocas sobre las que se encuentran los barrios y los edificios más modernos que se están construyendo en Segovia (Nueva Segovia, Ciudad y Tierra de Segovia, nueva Biblioteca Pública, nuevos Juzgados…), están situados sobre las rocas más antiguas que tenemos en la ciudad y su entorno, con edades que rondan los 500 millones de años.


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