Sí, ya tenemos la versión local geológica de la famosa película «Encuentros en la Tercera Fase» del fenómeno UFO (Unidentified Flying Object; OVNI en castellano, ‘Objeto Volante No Identificado’). Se trata de los Contactos geológicos en la Segunda Fase del nuevo campus en Segovia de la UVa (Universidad de Valladolid).
Bromas aparte, las obras de construcción de la segunda fase del campus universitario de la Universidad de Valladolid en Segovia que se están llevando a cabo con un presupuesto de unos 10 millones de euros y un plazo de ejecución de año y medio, han puesto al descubierto los materiales del sustrato de la parcela donde se están excavando los cimientos. Los materiales aflorantes son fundamentalmente de dos tipos:
- Leucogranitos: granitoides de color claro (leuco-, blanco) y tamaño de cristal fino (casi aplítica), con dos micas (biotita y moscovita) y muy diaclasados. Se formaron por el enfriamiento en profundidad de magmas ácidos en las raíces de una cadena montañosa en la parte final de la orogenia Varisca (antes denominada ‘Hercínica’), hace unos 290 a 305 millones de años (Carbonífero-Pérmico). Se conocen localmente como ‘granito‘, ‘piedra berroqueña‘ o ‘granito rubio‘. Tienen una elevada tenacidad (resistencia a ser partidos) y capacidad portante (aguante de cargas), por lo que tienen que ser excavados mediante martillos mecánicos, utilizando perforaciones con barrenas y cementos expansivos, y son buenas cimentaciones en fresco.
- Arenas silíceas: cuarzoarenitas y subarcosas con predominio de cuarzo y algunos granos de feldespatos, micas y minerales ferromagnesianos, dispuestas en bancos métricos subhorizontales; niveles de cantos y gravas. Se formaron por el depósito en el lecho y las márgenes de ríos entrelazados de procedencia occidental y que desembocaban en zonas costeras ubicadas en posiciones del actual Mediterráneo, hace unos 90 millones de años (Cretácico superior). Se conocen localmente como ‘arenas de mina‘, ‘arenas de miga‘, ‘arena silícea‘ o ‘sílice’. No están cementadas y escasamente consolidadas, por lo que se pueden excavar por medios mecánicos simples (palas retroexcavadoras), y las cimentaciones sobre ellas suelen requerir barreras de pilotes o zapatas corridas.
Entre los leucogranitos, situados en la parte inferior, y las arenas silíceas suprayacentes, la superficie que les separa recibe el nombre de contacto. De los diferentes tipos de contactos, este se denomina contacto discordante o discordancia. Y, dentro de los tipos de contactos discordantes (o más correctamente dicho, por discontinuidad), éste en el que las rocas infrayacentes (leucogranitos) no están estratificadas, sino son rocas ígneas; y las superiores sí (arenas silíceas), se suele denominar inconformidad. Entre la formación de uno y otro conjunto, no solo transcurrieron más de 200 millones de años, sino que se produjo la erosión de todas las rocas que tenían suprayacentes los leucogranitos, antes de depositarse las arenas silíceas.
En los mapas geológicos, los contactos se pintan como líneas entre las diferentes manchas de color (conjuntos de diferentes rocas). En este caso, el mapa geológico 1:50.000 publicado por el IGME (MAGNA, hoja 483, Segovia), traza numerosos contactos, entre los que este contacto discordante (inconformidad) aparece como una línea negra discontinua entre una litología en color magenta-rosado (que representa a los leucogranitos) y otra de color verde claro (que representa a las arenas silíceas).
Sin embargo, gracias a estas obras de la segunda fase del campus de la UVa en Segovia (polígono de borde rojo), se ha podido comprobar que el mapa geológico contiene algunos errores, ya que no aparecen cartografiadas estas arenas silíceas, que en futuras actualizaciones o ediciones más detalladas debería representar un afloramiento hacia el noreste de los cartografiados. Incluso otro afloramiento de arenas silíceas que apareció en las obras del campo de futbol del colegio Claret.
De esta forma es como, gracias a nuevas obras, se pueden ir mejorando y completando los mapas geológicos que, en zonas urbanas o cubiertas, son muy difíciles de trazar sin datos de excavaciones y afloramientos en el subsuelo.