(extracto del libro «Guía de Piedras de la Sierra de Guadarrama«)
Mucho menos granito de lo que la gente cree
Si hiciéramos el sencillo ejercicio de preguntar a los habitantes de Madrid o Segovia (o en general de cualquier zona urbana que circunda la Sierra) por la roca o rocas que forman la sierra de Guadarrama, a buen seguro que nos contestarían sin titubear que la sierra está hecha de granito. Sin embargo, aunque es cierto que hay mucho granito (o ‘granitos’, mejor dicho), no es el único tipo de roca y ni tan siquiera el mayoritario. Si bien en el sector sur y suroeste predominan los granitoides, todo el sector central y nororiental, está formado mayoritariamente por gneises, otro tipo de roca parecida al granito (compuesta igualmente por cuarzo, feldespatos y micas), pero con un origen y edad muy diferentes.
Este error o equivocación seguro que no lo cometerían los habitantes de la sierra y su piedemonte, los serranos. Para ellos, sobre todo para la gente mayor, hay una clara diferencia entre la parte de la sierra formada por ‘piedra berroqueña’ (los diferentes tipos de ‘granitos’) y aquélla parte formada por ‘piedra centenera’ (los gneises). En la primera, además de los típicos berrocales, pedrizas y bolos graníticos, el suelo tiene textura arenosa; en la segunda, con formas redondeadas solo interrumpida por las peñas, los suelos son algo más arcillosos, y solo se podía cultivar en ellos centeno, de ahí su nombre.
De forma simplificada, están formados por gneises: el macizo de Peñalara y los Montes Carpetanos desde Cotos hasta Somosierra, incluyendo el puerto de Navafría-Lozoya y el pico del Nevero; buena parte de la Cuerda Larga; y la sierra de la Mujer Muerta. Por el contrario, están formados por granitoides: prácticamente toda la Pedriza de Manzanares; Siete Picos; La Cabrera y el fondo del valle de Valsaín. En definitiva, la sierra es cosa de dos, granito y gneis, pero más de éste último, sobre todo en el área del parque nacional y su zona periférica de protección.
No es granito todo lo que reluce
Del mismo modo que no todos los gneises del Guadarrama son iguales, tampoco los granitos de la Sierra son idénticos. Es más, son tan distintos que no podríamos hablar del granito del Guadarrama como una roca única; ni tan siquiera de los granitos del Guadarrama, en plural; habría que hablar de ‘granitoides’, esto es, rocas parecidas o semejantes al granito; vamos, la familia de los granitos y rocas similares.
En realidad, los granitoides se clasifican y diferencian entre sí con tres criterios:
- La composición mineralógica de la roca, dependiendo el porcentaje que tiene de cuarzo y de los distintos tipos de feldespatos, los potásicos (ortosa, microclina) y los calco-sódicos (plagioclasas: albita y anortita). Según esta proporción, que se representa en un triángulo en el que los vértices tienen el 100 % de cada grupo de minerales, se diferencian (ver figura): monzogranito o granito común (antiguamente llamados “adamellitas”), con un tercio de cada mineral; granodiorita, con más plagioclasas que ortosas; dioritas, sin casi cuarzo ni ortosas; o sienitas, sin casi cuarzo y casi todos los feldespatos de tipo ortosa.
- La coloración general de la roca, que está relacionada con su composición mineralógica y química, y que lleva a diferenciar: granitoides leucocráticos (o leucogranitos), de colores claros, casi blancos; granitoides máficos, de colores oscuros, incluso negros; granitoides rubios, de colores beige amarillentos o anaranjados, por la presencia de óxidos de hierro; y los granitoides cafémicos (de colores parecidos al café).
- La presencia de otros minerales secundarios, como: mica biotita (de color negro), que da lugar a granitoides biotíticos; mica moscovita (de color plateado), en granitos moscovíticos; ambas micas (biotita y moscovita), granitos de dos micas; cordierita (un silicato de color grisáceo), granitos cordieríticos; etc.
Evidentemente, para saber clasificar granitoides por su composición mineralógica o por la presencia de esos minerales secundarios, de forma precisa, es necesario ser un especialista (petrólogo) para diferenciar los minerales y disponer de un microscopio o lupa binocular con la que calcular los porcentajes. Pero, de forma poco rigurosa aunque divulgativa, se puede hacer una asociación entre el tipo de roca y su coloración, con una gradación, de claro a oscuro, desde: leucogranito (colores blancos), monzogranito (gris claro), granodiorita (gris oscuro) y diorita (negro); las sienitas suelen tener tonalidades asalmonadas o anaranjadas.
Una forma de entender el diagrama triangular de clasificación de los granitoides es compararlo con las características anatómicas de personas. Imaginemos que el contenido en cuarzo es la altura de las personas, de forma que las personas más altas estarían en el vértice superior del triángulo, mientras que las personas bajas estarían en la base del mismo. Los dos vértices de la base estarían ocupados por las personas con el cabello moreno (equivalentes a 100 % de plagioclasas) y por las personas rubias (equivalentes al 100 % de feldespatos potásicos). Siguiendo esta metáfora, una persona de mediana estatura y pelo castaño sería equivalente a un monzogranito; una persona de altura media y morena sería una granodiorita; una persona muy alta sería una cuarzolita o granito rico en cuarzo; una persona baja y morena, una diorita; y una persona baja y rubia, una sienita.
En la Sierra de Guadarrama predominan los monzogranitos biotíticos, leucogranitos y las granodioritas, que ocupan buena parte del área granítica del parque nacional, como La Pedriza de Manzanares y Siete Picos-Navacerrada. Otros tipos de granitoides, como dioritas, sienitas y gabros, están limitados a pequeñas masas o diques en localizaciones concretas.
Además, también en La Pedriza, concretamente en los parajes del arroyo de La Yedra y Fuente Grande, aflora una roca que se llama episienita en la que se han descrito hasta 6 especies minerales, todos anfíboles (aunque actualmente sólo permanecen 3 especies debido a una nueva clasificación de los anfíboles).
Muchos granitoides de la Sierra de Guadarrama se han definido y estudiado en localidades-tipo, donde es más fácil observarlos, de forma que no es extraño oír hablar de: adamellitas (monzogranito) porfídicas tipo La Granja, adamellitas cordieríticas tipo Segovia canteras, adamellitas biotíticas tipo Rascafría, leucogranitos de dos micas tipo La Losa, adamellitas porfídicas orientadas tipo Sierra del Francés, adamellitas-granodioritas deformadas tipo Oteros-Ortigosa, granitos con cordierita porfídicos tipo Mataelpino, leucogranitos deformados tipo Torrecaballeros y Bernuy, leucogranitos de grano grueso tipo La Pedriza-Peguerinos… Ahora ya sabemos qué significan parte de esos ‘palabros’ con los que se califican a los granitoides del Guadarrama.
Para saber más…
- Sacristán Arroyo, N., Díez-Herrero, A. y Carrera Anaya, A. (2016). Guía de Piedras de la Sierra de Guadarrama. Ediciones La Librería, Madrid, 128 pp.
- Vegas, J. y Díez-Herrero, A. (2016). Geología en familia: el Club de Ciencias para educación primaria en los colegios públicos de Segovia y su alfoz. XIX Simposio sobre Enseñanza de la Geología. Libro de Actas, 131-141.AEPECT, Manresa, 11 al 16 de julio de 2016. Depósito Legal: B. 16 015-2016.