Gracias a las recientes investigaciones históricas de Dña. María Teresa Llorente, hemos podido saber de la curiosa aventura vital de D. Manuel José de Frutos Huerta, el segoviano natural de Valverde del Majano que en el siglo XIX emigró a Sudamérica y de allí a la isla norte de Nueva Zelanda, concretamente al entorno de la actual ciudad de Gisborne.
En este país sus hijos, nietos y biznietos… han tenido tan numerosa descendencia (más de 16.000 personas) que han constituido una verdadera ‘tribu’, los Paniora, orgullosos de su origen español, del que hacen gala en sus símbolos y encuentros periódicos. Esta circunstancia ha sido objeto de intercambios culturales cruzados, hermanamientos, un documental para televisión y hasta un blog de noticias.
Pues bien, la migración que hizo Manuel José desde Valverde del Majano (Segovia) hasta la comarca de Gisborne (Nueva Zelanda) es también una oportunidad de conocer las analogías y diferencias entre la geología y geomorfología de las tierras de los valverdanos y sus familiares neozelandeses, los paniora. Igual que los segovianos tenemos una relación estrecha con el río Eresma y alineaciones montañosas del Guadarrama como La Mujer Muerta o el pico Peñalara; los paniora tienen enorme veneración al río Waiapu y al monte Jikurangui. Curiosamente en ambos casos con un parque nacional en una zona montañosa próxima, al pie del cual se ubica una presa de embalse para abastecimiento.
¿Tienen algo en común, bajo sus pies, los valverdanos y los paniora?
En principio, y visto a modo global, ambos territorios tienen pocas similitudes, puesto que Valverde del Majano está ubicado en situación intraplaca (dentro de la microplaca Ibérica, asimilada a la gran placa Euroasiática); mientras que Gisborne está situada, como buena parte de Nueva Zelanda, en un borde entre placas, concretamente una zona de subducción compleja de la placa oceánica Pacífica bajo la placa Australiana. De ahí que en Valverde apenas haya terremotos y no exista vulcanismo reciente; mientras que en Gisborne están acostumbrados a los terremotos frecuentes y de elevada magnitud, tienen sistemas montañosos jóvenes aún en elevación, con volcanes recientes.
Pero, si miramos estos territorios en detalle, empiezan a surgir las similitudes: ambas comarcas están ubicadas sobre rocas sedimentarias y con superficies erosivas. Concretamente la ciudad de Gisborne está construida sobre areniscas masivas interlaminadas, limolitas y arcillas, con pequeños niveles de calizas, conglomerados y tobas; todo ello perteneciente a la Megasecuencia de Zeilandia, principalmente con rocas sedimentarias marinas de edad Mioceno (Neógeno). Si exceptuamos la presencia de las minoritarias tobas volcánicas y el origen marino, el resto de litologías predominantes y la edad (Mioceno), exactamente iguales a las de Valverde de Majano.
Sobre estas litologías neógenas plegadas del sector norooriental de la isla norte de Nueva Zelanda se han desarrollado superficies erosivas escalonadas que suponen el arrasamiento de los relieves en el piedemonte montañoso (Yoshikawa et al., 2011). Idéntica situación a lo que ocurre en el piedemonte de la Sierra de Guadarrama entre La Granja de San Ildefonso-Segovia y Valverde del Majano, con los sistemas de glacis-llanura y las terrazas del Eresma.
Estas comunes litologías detríticas finas (areniscas, limolitas y arcillas) con superficies erosivas generan terrenos llanos, con suelos propicios para los pastos y su roturación para la agricultura (Barnard et al., 2012). De ahí que Manuel José y sus descendientes no encontrasen muchas diferencias para establecer usos y aprovechamientos entre este territorio y su localidad natal; pudiendo implantar cultivos cerealistas de secano y cabaña ganadera lanar extensiva, muy típicos tanto en el actual Valverde del Majano y de buena parte de Nueva Zelanda.
De esta forma, la geología una vez más contribuye, poniendo su pequeño granito de arena (nunca mejor dicho), al hermanamiento de dos territorios situados en las antípodas, para que las comunidades humanas tengan elementos en común que les permitieron y les permiten desarrollar sus actividades socio-económicas análogas.