Estadísticamente, no es oro todo lo que reluce

El popular dicho de «No es oro todo lo que reluce» es un hecho demostrado; y ahora, en Segovia, está ‘certificado por Estadística’.

Efectivamente, las nuevas oficinas del Instituto Nacional de Estadística (INE) en Segovia, ubicadas en el edificio Nuevo Albero, situado en el barrio de la Ciudad y Tierra de Segovia, junto a la Plaza de Toros, son una muestra de que no todos los minerales y rocas que relucen son oro.

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Las fachadas de los locales de los soportales y diversos elementos del edificio (y de otros de este barrio) están cubiertos por placas de pizarras negras que, aunque no hemos conseguido saber exactamente de dónde han sido traídas (probablemente de la Sierra de La Cabrera, entre León y Lugo), con casi toda seguridad corresponden a pizarras paleozoicas del Macizo Ibérico o Hespérico del oeste peninsular.

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Concretamente el soportal donde se ubica la entrada de las oficinas del Instituto Nacional de Estadística en Segovia está completamente cubierto de placas de pizarra que han sido lajadas aprovechando la pizarrosidad, propiedad de estas rocas metamórficas de bajo grado.

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Fijándose con detenimiento en estas placas de pizarra es fácil reconocer elementos de formas elipsoidales a circulares de tamaño milimétrico a centimétrico (de unos milímetros a 2 cm), de color dorado, con un marcado brillo metálico. Se trata de nódulos de pirita, un mineral del grupo de los sulfuros y sulfosales (sulfuro de hierro, FeS2) , que cristaliza en el sistema cúbico. Este mineral es conocido popularmente como el ‘oro de los tontos’, debido a su aparente parecido al oro nativo en su color y brillo metálico, que pudo conducir en el pasado a confusión de las personas poco avezadas, ya que el resto de propiedades físicas y químicas son muy diferentes para ambos minerales.

 

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¿Por qué hay nódulos de pirita en estas pizarras?

Durante buena parte del Proterozoico superior (‘Precámbrico’, hace más de 540 millones de años) y el Paleozoico inferior y medio (Cámbrico, Ordovícico, Silúrico; entre hace 540 y 430 millones de años), buena parte de lo que ahora es el oeste de la península Ibérica se encontraba formando parte del lecho de un mar frío austral, al norte del gran continente de Gondwana.

A la parte más profunda de esta plataforma marina sólo llegaban los sedimentos siliciclásticos más finos del continente, fundamentalmente arcillas, limos y algunas pasadas de arenas. Una vez se metamorficen por aumento de la presión y la temperatura durante la orogenia Varisca (hace unos 350 millones de años), darán lugar a las pizarras, filitas y cuarcitas, respectivamente.

A esa profundidad las aguas marinas apenas tenían oxígeno y las condiciones eran prácticamente anóxicas, por lo que la materia orgánica, que llegaba desde el continente o de los restos de los seres vivos que vivían en superficie, no se oxidaba ni apenas se descomponía, acumulándose mezclada con las arcillas y limos. Por ello, las pizarras que se formarán posteriormente son de color oscuro (gris o negro) y contienen cantidades importantes de materia orgánica transformada a carbón o grafito.

diez-herrero-y-martin-duque-2005-figura-01-02-06En estas condiciones anóxicas el medio era reductor y proliferaban bacterias y microorganismos sulforreductores, que aprovechaban los sulfatos del agua marina y los sedimentos, y los transformaban en ión sulfuro (S–2); y éste, combinándose con el abundante hierro, en forma de ión ferroso (Fe+2) del medio y el sedimento, formó el sufuro de hierro, o sea, la pirita; y lo hizo en forma de nódulos esféricos y elipsoidales porque es la morfología que con menor superficie contiene el mayor volumen. Todo este proceso físico-químico es más complejo, pero sirva esta simplificación para comprender de forma básica el proceso. Para más detalles se puede consultar la tesis doctoral y las publicaciones del Dr. Jacinto Alonso Azcárate (Universidad de Castilla-La Mancha), sobre la formación de los yacimientos de piritas en La Rioja; donde además se explican los diferentes hábitos de cristalización según condiciones de saturación, temperatura, etc.

En la provincia de Segovia hay varios lugares donde se encuentran pizarras oscuras que contienen nódulos de sulfuros de hierro formados con este proceso, como las pizarras silúricas de la Sierra de Ayllón, entre las localidades de El Muyo y Becerril, que además de grafito (que fue históricamente explotado) tienen nódulos de marcasita.

De este modo se formaron también las piritas que se encuentran entre las pizarras del cerro de San Isidro y la Cuesta Grande, en Domingo García. En este caso, las condiciones físico-químicas en el momento de la formación permitieron que cristalizaran con hábito cúbico, no sólo como nódulos elipsoidales. Pero la posterior exposición a los fluidos meteóricos que penetraron en las pizarras hizo que los cubos de pirita se oxidaran y actualmente el mineral que los forme sean óxidos e hidróxidos de hierro (hematites, goethita y limonita), en un claro ejemplo de pseudomorfismo (conserva el hábito o forma del mineral original, la pirita, pero está transformado a otro mineral). Esas piritas limonitizadas era lo que los niños locales llamaban «sangrimoros» porque al mezclarlas con saliva y frotarlas en la piel de sus brazos, dejaban una estela de color pardo-rojizo que ellos asociaban con sangre coagulada de los antiguos ‘moros’.

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Las piritas pueden ser un problema para el uso de las pizarras como material ornamental… o un recurso apreciado

La presencia de estas piritas puede llegar a ser un problema, porque al poner las placas a la interprerie en tejas y placas, las piritas inician un proceso de oxidación y transformación en óxidos e hidróxidos de hierro, que pueden generar manchas y tinciones (‘chorretones’); y que además pueden producir la fisuración y rotura de la pizarra.Hasta tal punto que se han desarrollado metodologías para determinar la presencia de las piritas en las pizarras que van a tener uso comercial.

Otras veces, por el contrario, el propio arquitecto o diseñador busca estas coloraciones pardas y rojizas asociadas a la oxidación, como elemento ornamental o de mejora cromática. También son apreciadas las piritas en las pizarras cuando son pequeños elementos brillantes en los platos y bandejas empleados en la hostelería y muy apreciados en la nueva cocina vanguardista.

Incluso muchas veces las piritas con hábitos cúbicos en las pizarras, perfectamente cristalizadas, son el objeto de atracción del coleccionismo de minerales, como ocurre en El Bierzo.

 

Estas pizarras también tienen otras ‘cosas’

Además de las piritas, también hay en estas pizarras del barrio de la Ciudad y Tierra de Segovia otros nódulos carbonosos y huellas de presión, muchas veces con aspecto de ser sombras o tener morfologías relacionadas con fósiles e icnofósiles de organismos.

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Esto también es patrimonio y hay que conservarlo y respetarlo

Estas rocas ornamentales, aunque están colocadas lejos de su lugar de origen, también se consideran patrimonio geológico, pero de tipo mueble, como las colecciones y museos de minerales, rocas y fósiles. Por lo tanto, deben ser protegidos y conservados de las agresiones que están sufriendo por vandalismo, como rayados y pintadas, que deterioran sus valores y su posible utilización divulgativa y didáctica por parte de los colegios e institutos de la ciudad y provincia. Ayúdanos a conservarlo, recriminando a quienes veas vandalizar las rocas en nuestra ciudad.

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Agradecimientos

Para la elaboración de esta entrada en la página web quisiéramos agradecer la colaboración y el apoyo del personal de la oficina del Instituto Nacional de Estadística en Segovia, encabezados por el Delegado Provincial, D. José A. Contreras de Antonio. Igualmente a los representante de Lefhorma Real Estate en Segovia por sus intentos infaustos por localizar a los arquitectos del edificio Nuevo Albero para conocer la procedencia exacta de las pizarras; no desistimos para ampliar esta entrada.

 


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