Todos los museos y colecciones poseen piezas que, más allá de su interés científico, didáctico o estético, tienen historias y anécdotas detrás, que las hacen singulares y dignas de ser narradas.
Es el caso de la réplica en cartón-piedra de un bloque de roca que contiene dos icnitas (huellas fósiles de pisadas), y que fue regalado en 1994 por el entonces Museo Paleontológico de Enciso (Fundación Patrimonio Paleontológico de La Rioja) al Museo de Valseca (entonces gestionado por la Asociación de Aficionados a la Mineralogía, ASAM).
Esta es, resumida, la historia de esta singular pieza:
Entre el 11 y el 13 de octubre de 1991 (aprovechando el puente del Pilar), la Asociación de Aficionados a la Mineralogía (ASAM), organizó una de sus míticas excursiones geo-mineralógica (la XVIII) a La Rioja, con intención de visitar varios yacimientos minerales y de icnitas de dinosaurios cretácicos, entre los que estaban: Ambasaguas – Muro de Aguas- Cornago-Igea- Cervera de Río Alhama- Valdeperillo. Durante el trayecto desde esta última localidad hasta el yacimiento de piritas, se sorprendieron al ver un vehículo todoterreno con matrícula extranjera, aparcado en un camino poco transitado y dos personas manipulando unos bloques de roca. Al ver a los excursionistas en la distancia, ambas personas se montaron en el vehículo y se alejaron rápidamente. Al llegar a la situación que ocupaban estas personas, los excursionistas pudieron comprobar que estaban extrayendo bloques de roca arenisca con icnitas de dinosaurios. Más concretamente, había ya dos piezas decimétricas extraídas y listas para ser cargadas en su todoterreno. Sobre la marcha, para evitar que fueran extraídas y robadas al patrimonio riojano, cargaron durante varios kilómetros por turnos con ellas, y las cargaron en el autobús de la excursión.
De regreso a Madrid y Segovia, los representantes de la ASAM contactaron con paleontólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, para ofrecer depositar las piezas en dicho museo. Pero, al ser piezas descontextualizadas y no haber especialistas en estos restos, se renunció a su depósito en el MNCN. Como en ese momento la única colección paleontológica pública en Segovia era la de la Academia de Artillería, se ofreció dejarlas en depósito temporal en sus fondos, donde permanecieron desde 1992 hasta 1997.
Otra versión alternativa (y certificada gráficamente en la fotografía adjunta) de esta historia épica de rescate de la pieza narra que fueron l@s geólog@s Maribel Benito, María José Checa y Fernando L. Sánchez quienes, en los trabajos de campo de la tesis de licenciatura de la primera, durante una visita a la columna estratigráfica de Munilla en diciembre de 1992 , encontraron esta icnita (dos piezas, una con el vaciado y otra que tenía el molde y otro vaciado en la cara inferior). Posteriormente lo depositaron en el taller-almacén del entonces alcalde de Otero de Herreros (donde hubo un proyecto de museo geológico previo al de Valseca), y de allí debió pasar temporalmente a la Colección de la Academia de Artillería.
Sea como fuera, procedente la icnita de la excursión de la ASAM o de la donación de l@s geólog@s Benito-Checa-Sánchez, en verano de 1997 se abrió el Museo de minerales, rocas y fósiles de Valseca (actual GeoMuseo de Valseca), y con ello un espacio expositivo público y abierto a visitas libres, por lo que se decidió trasladar las piezas a este nuevo a este Museo rural, donde permanecieron hasta 2003.
Durante el verano de 2003 varios técnicos y científicos de la Fundación Patrimonio Paleontológico de La Rioja, habiendo sido informados de la existencia de estas piezas y su lugar de depósito por la ASAM, se personaron en Valseca para trasladarlas hasta el nuevo Museo Paleontológico que la Fundación había abierto en la localidad riojana de Enciso. Tras el traslado en enero de 2004 dirigieron una carta a la ASAM, en reconocimiento por haber rescatado la pieza y ofreciendo una réplica de una de ellas.
Pocos meses después, llegó a Valseca por mensajería un paquete que contenía una preciosa réplica en cartón-piedra de la pieza más llamativa, que tenía perfectamente reproducidas las dos icnitas (molde y contramolde) y la coloración y tonalidades de la roca original.
Desde entonces, y a pesar de diversas vicisitudes como la desaparición de la Fundación y el cierre temporal del museo de Enciso, actualmente pueden contemplarse los originales de las piezas en la primera sala del Centro Paleontológico de Enciso (gestionado por el Ayuntamiento de Enciso y el Gobierno de La Rioja), módulo 1 (Rastros del pasado), en una vitrina que muestra las diferentes tipologías de huellas (icnitas).
Mientras que la réplica de cartón-piedra sigue haciendo las delicias de los visitantes del GeoMuseo de Valseca, cuyos guías bromean con el engaño del peso de la pieza que, al ser hueca, puede levantarse fácilmente incluso por los niños que visitan este centro.