La falla de Manuel de Falla

Existe en la ciudad de Segovia una popular barriada o urbanización, situada entre Valdevilla-San José y Nueva Segovia, que recibe el nombre oficial de Mirasierra, pero que de tod@s es conocido como ‘El Palo’.

Este conjunto de bloques de viviendas, construido a inicios del último tercio del siglo XX se sitúa en una ladera o cuesta donde el piedemonte de la Sierra (que se prolonga desde el cerro de Matabueyes hasta Nueva Segovia) se va degradando y dando paso a una vaguada por la que discurre el valle del arroyo Clamores (Valdevilla) y sus afluentes.

Desde el punto de vista geológico, toda la barriada se ubica sobre rocas metamórficas de alto grado, principalmente gneises (‘piedra centenera’) de tipo glandular y origen ortoderivado, esto es, resultado del metamorfismo de anteriores rocas ígneas (granitoides y rocas volcanoclásticas); en menor medida hay pequeños afloramientos de rocas metamórficas paraderivadas (por el metamorfismo de antiguas rocas sedimentarias), como paragneises, rocas de silicatos cálcicos y mármoles (que se observan perfectamente en el vecino Lago Alonso).

Pero el motivo de esta ruptura o degradación del piedemonte serrano en los gneises no es otro que estas rocas se encuentran muy fracturadas, con múltiples grietas y diaclasas, consecuencia de que por esta ladera discurre una importante falla alpina, posiblemente de reactivación de otra fractura anterior tardivarisca. Esta trituración hace que estas rocas sean más fáciles de erosionar por la arroyada y los movimientos de ladera (desprendimientos, deslizamientos, flujos), por lo que se ha ido movilizando material hasta adoptar esta forma de cuesta, sobre la que se construyó El Palo-Mirasierra.

Corte geológico simplificado e idealizado desde Nueva Segovia al Centro de Mantenimiento de Sistemas Acorazados (C.M.S.A.) o ‘Base Mixta’, con la disposición de las bandas de fracturación asociadas a las fallas que degradan el piedemonte de la sierra de Guadarrama hacia el valle del arroyo Clamores y sus afluentes.

Recientemente se ha abierto un hueco de excavación para la cimentación de una nueva construcción en la rotonda de los Tres Olivos, el cruce de las calles Mirasierra y Procuradores de la Tierra; en el sector nororiental de El Palo hacia la ‘nueva’ Biblioteca Pública de Segovia.

En los taludes de la excavación se pueden observar esos gneises, pero totalmente triturados y fracturados en bloques de tamaño decimétrico a métrico, cruzados por bandas de fracturación donde están arenizados, pulverizados (tonos blancos) o teñidos por óxidos e hidróxidos de hierro (tonos pardo-rojizos) y manganeso (tonos negros).

Desde el punto de vista práctico, en geotecnia, esta fracturación de los gneises bajo El Palo, facilita la excavación de la roca para construcción de sótanos y garajes subterráneos, frente a si estuvieran ‘frescos’, sin afectar por las fallas (como la cimentación de los nuevos Juzgados). Eso sí, la trituración también facilita la infiltración y circulación del agua subterránea (acuífero fisurado o fisural), con lo que son frecuentes los pequeños manantiales y surgencias, que producen humedades en las plantas bajas de El Palo-Mirasierra y la cercana colonia de Regimiento (de Artillería) 13 Ligero; que han tenido que ser objeto de continuas impemeabilizaciones y reparaciones de muros y paramentos.

Como una de las principales vías de El Palo-Mirasierra es la calle de Manuel de Falla, podríamos hacer un juego de palabras con la falla de Manuel de Falla. No dejéis de ir a visitarlo.

Esta misma fracturación asociada a la banda de trituración de la roca por la falla se observó en el hueco del nuevo ascensor que comunica el barrio de San José con Valdevilla y luego con El Palo-Mirasierra.

Agradecimiento

La web de Geología de Segovia quisiera agradecer a Alberto Díez Herrero (Talher, Segovia Educa en Verde) el aviso del inicio de las obras y las observaciones geológicas y fotografías que nos remitió, claves para la generación de esta entrada en la web.


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