Diciembre de 2015 cierra las actividades para celebrar los treinta años de Segovia como ciudad patrimonio de la humanidad. Además de un importante patrimonio histórico y cultural, la ciudad alberga una geodiversidad que destaque entorno a otras. Éste es el itinerario que te descubrirá parte del patrimonio geológico de Segovia.
Durán y otros, en 1998 ya señalaban que “El Patrimonio Geológico es un bien común, perteneciente a cada individuo, a cada comunidad y, en último término, al conjunto de la humanidad…”. Posteriormente, en 2007, este término se define en la ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad como “el conjunto de recursos naturales geológicos de valor científico, cultural y/o educativo, ya sean formaciones y estructuras geológicas, formas del terreno, minerales, rocas, meteoritos, fósiles, suelos y otras manifestaciones geológicas que permiten conocer, estudiar e interpretar: a) el origen y evolución de la Tierra, b) los procesos que la han modelado, c) los climas y paisajes del pasado y presente y d) el origen y evolución de la vida”.
Nuestro camino comienza en la Plaza de Díaz Sanz, junto al Acueducto; aquí podemos ver algunas de las rocas más antiguas de la ciudad: ‘granitos’ formados hace unos 300 millones de años (Paleozoico); con ellos se construyó el emblemático monumento. Si miramos con atención el Acueducto, podemos ver que no todos sus sillares son iguales; pueden verse distintos colores, distinto tamaño de los minerales y distinta proporción de unos y otros, lo que nos da pistas sobre su procedencia. También podemos ver cómo los sillares se han ido deteriorando con el tiempo, los cristales se separan unos de otros por efecto de las inclemencias del tiempo y la contaminación atmosférica (proceso de arenización) y los sillares han pasado de ser angulosos a tener esquinas y aristas redondeadas.
Continuamos hacia el Azoguejo, donde el Acueducto alcanza su máxima altura para salvar la vaguada que el arroyo Alemán y el arroyo de la Bajada del Carmen (afluentes del río Eresma y arroyo Clamores, respectivamente) formaron al confluir sus cabeceras en este punto. Esta vaguada se sitúa en una zona donde el granito se encuentra fracturado y alterado; además sobre él se situaban rocas más ‘blandas’ o fáciles de erosionar (arenas, arcillas, margas, calizas y dolomías), por lo que en este punto el agua encontró facilidades para discurrir erosionando las rocas hasta formar la vaguada.
Estas rocas más ‘blandas’ son las que podemos ver bajo la muralla de la ciudad, y en las paredes de tiendas y portales de la calle Cervantes, hacia donde se dirigen nuestros pasos. Las arenas, arcillas y rocas carbonáticas son más modernas que los ‘granitos’, se formaron hace unos 85 millones de años (Cretácico Superior) cuando, donde hoy está Segovia, había playa y un clima cálido y tropical. En estas arenas, margas, calizas y dolomías podemos encontrar estructuras geológicas que nos ayudan a interpretar el movimiento del agua e incluso a identificar alguno de los ‘segovianos’ de entonces (restos de fósiles marinos).
Desde el mirador de la Canaleja podemos ver a una de las segovianas más conocidas: se trata de la “Mujer Muerta”. Ella nos ayuda a explicar cómo se formaron estas montañas, las rocas que las constituyen y cómo influye su ubicación en el clima y recursos de Segovia.
Siguiendo nuestro camino por la Calle Real descubrimos que el Patrimonio Geológico nos rodea: está bajo nuestros pies (en los adoquines de granito y el empedrado de gneis y cuarcitas), podemos tocarlo en los escaparates y fachadas (revestimientos de diferentes rocas ornamentales) y verlo sobre nosotros (en los tejados de pizarra o de tejas hechas con las arcillas que antes veíamos entre las arenas).
Desde el patio exterior del Alcázar, donde finaliza nuestro paseo, podemos apreciar la privilegiada posición de Segovia y sus muchos recursos naturales. Nos encontramos rodeados por los valles del río Eresma y del arroyo Clamores. Estos ríos, con el paso del tiempo, erosionaron la roca dando lugar a una mesa o cerro elevado de paredes casi verticales donde se asienta la ciudad de Segovia, lo que le confirió, en otro tiempo, una estratégica posición defensiva por su difícil acceso.
Por otro lado, la diversidad geológica del entorno de la ciudad condiciona los diferentes usos del territorio. Así las lastras de roca caliza que rodean la ciudad son el lugar indicado para cultivos de secano y pastos, mientras que los cultivos de regadío se sitúan en las vegas de los valles. Además, entre Segovia y la Sierra de Guadarrama se extiende un amplio terreno de rocas ígneas y metamórficas sobre las que crece el pasto aprovechado por el ganado.
Otro valor fundamental es el agua que, además de estar presente en los ríos, se infiltra en las lastras cultivadas que rodean a la ciudad de Segovia disolviendo la roca y formando cuevas y dando lugar a manantiales en los valles.
El paisaje del entorno de Segovia, determinado en parte por su particular geología, representa un importante recurso en nuestros días, por lo que hay que valorarlo y respetarlo. Pero este entorno no está exento de peligros como lo son las caídas de rocas en las casi verticales paredes de los valles, por ejemplo. Desde el momento en el que el hombre se asentó en Segovia, surgió la posibilidad (riesgo) de que estos peligros pudieran afectarle. A este tipo de riesgos se les conoce como Riesgos Geológicos.
El Santuario de Nª Sª de la Fuencisla ha sido afectado por algunos de estos peligros en los tiempos más recientes, como caídas de rocas e inundaciones. El último desprendimiento de rocas fue registrado en el año 2005, el cual, afectó al edificio anexo al Santuario, por lo que aún ahora está en obras. Por otro lado, en el pasado, el Santuario sufría continuas inundaciones, hasta que a mediados del siglo XIX se modificó el curso del río Eresma con el fin de evitar la entrada del agua al edificio.
De todos estos peligros tenemos que tomar lecciones para el futuro, ya que aunque es difícil prever en qué momento se producirá una caída o una inundación, gracias a la geología es más fácil conocer en qué lugar ocurrirá y de esta forma podrán seleccionarse mejores los lugares para el asentamiento humano o la construcción.
Una vez finalizado este paseo, podremos afirmar que la ubicación de Segovia y su estado actual están estrechamente relacionados con su historia geológica, una apasionante historia de más de 600 millones de años que podemos descubrir mirando desde otro punto de vista sus monumentos, calles y parajes. Todo ello constituye el Patrimonio Geológico de nuestra ciudad, un patrimonio rico y valioso pero, a menudo, desconocido. Esperamos que esta actividad contribuya a dar a conocer dicho patrimonio, el cual debe ser, además, conservado para que disfruten del mismo las siguientes generaciones, tal y como lo estamos haciendo nosotros.
Cristina Martín Moreno, Ana Lucía Vela,Fuencisla Vicente Rodado y Andrés Díez Herrero.