El suelo es una cubierta discontinua de la superficie terrestre donde interaccionan la roca del substrato, la cubierta vegetal y la atmósfera. Es la capa fértil del Planeta que los humanos hemos aprovechado para cultivar desde el origen de las civilizaciones.
Lo normal es que los suelos evolucionen en el tiempo, esto es, se crean por alteración de la roca, ganan profundidad y muchas veces se destruyen por erosión de la arroyada, el viento o los procesos de ladera.
Pero hay ocasiones en las que los suelos no se destruyen y quedan preservados, tapados por otros suelos o sedimentos posteriores. Son los llamados paleosuelos, o suelos fósiles.
En la provincia de Segovia es llamativa la preservación de paleosuelos tanto del Cretácico superior como del Cenozoico, sobre todo del Paleógeno y el Mioceno; porque fueron suelos enriquecidos en minerales resistentes a la erosión, como los óxidos e hidróxidos de hierro, la sílice, carbonatos de calcio y arcillas especiales.
En ocasiones estos paleosuelos con arcillas especiales han sido y son importantes yacimientos minerales con interés económico en la provincia, como ocurre en Bercimuel, con la mina de palygorskita o atapulgita.
Ya que estos minerales en los que están enriquecidos los paleosuelos de Segovia tienen usos industriales como productos absorbentes, que se usan desde la fabricación de camas de gato a recogida de vertidos contaminantes.
Entre los paleosuelos de Segovia destacan los del Cretácico superior, y más en concreto los que se encuentran intercalados en las arenas silíceas y arcillas de la formación Utrillas, con edades de unos 90 millones de años. Se formaron sobre los depósitos de ríos anchos de canales múltiples entrelazados, que arrastraban arenas y gravas, fundamentalmente constituidas por cuarzo.
En las márgenes e islas de estos ríos, el clima ecuatorial que había en la actual Segovia, con temperaturas cálidas y suaves y elevadas precipitaciones, facilitó la formación de suelos típicos de zonas intertropicales, con lavado de elementos solubles, y enriquecimiento en minerales insolubles, como los óxidos de hierro y titanio, o la sílice.
Los restos de estos paleosuelos intertropicales pueden reconocerse hoy en día en muchos afloramientos de las rocas cretácicas en la provincia de Segovia, en forma de costras de óxidos e hidróxidos de hierro con titanio y otros elementos, que cementan arenas y gravas.
Y en las que se pueden reconocer caracteres típicos de estos suelos ecuatoriales llamados corazas, como las cuñas rellenas de óxidos…
… restos de las raíces de la vegetación que crecía sobre ellos, o incluso las grietas poligonales de desecación de las zonas encharcadas.
Los suelos silicificados son bancos de roca que conservan todas las características de las arenas originales (intercalaciones de cantos, estructuras sedimentarias entre otros)…
… pero cementados por sílice, lo que les hace especialmente resistentes a la erosión.
Todos estos paleosuelos merecen la pena ser inventariados como lugares de interés geológico, protegidos y puestos en valor, no sólo por su interés científico para reconstruir los climas del pasado, sino por su interés didáctico y divulgativo, en la actual coyuntura del cambio climático.
Como ya ha hecho con acierto el ayuntamiento de Arevalillo de Cega, preservando grandes fragmentos de estos paleosuelos ferruginizados junto a los restos de troncos de coníferas fósiles silicificadas que aparecen junto a ellos…
…ya visitables en un espacio intepretativo junto a la iglesia de la localidad. El conocimiento de nuestro pasado remoto como recurso geoturístico para el futuro de nuestro mundo rural.