
Hidrogeología y etnogeología del Santuario de la Virgen del Henar (Cuéllar, Segovia)
La advocación a la Virgen del Henar, que tanta devoción alcanza en las localidades de la antigua Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar y múltiples municipios de las provincias de Segovia y Valladolid, congrega en la romería anual a miles de personas.
Muchas de estas personas desconocen que el origen de estas romerías y procesiones se encuentra en rogativas, algunas para solicitar la intercesión de la Virgen en periodos de sequía, y otras veces por plagas de langosta u otros desastres naturales. De ahí que el itinerario de la procesión llevase a la Virgen hasta la fuente del Cirio donde según la tradición apareció la talla; y donde hoy en día casi no se produce ni una de las paradas del cortejo procesional. Por lo tanto, antiguamente no tenía carácter anual periódico y con fecha fija, sino que podía espaciarse plurianualmente, o celebrarse varias rogativas en un mismo año.

Hidrogeología del entorno del Santuario del Henar
El Santuario de la Virgen del Henar se sitúa desde el punto de vista geológico en el sector centro-meridional de la cuenca sedimentaria cenozoica del Duero, que en el entorno de Cuéllar está constituido por la secuencia de rocas sedimentarias detríticas y carbonáticas de edad Mioceno medio-superior, en las características secuencias de ‘Facies de las Cuestas’ (margas, arcillas y yesos) y ‘Calizas de los Páramos’ (calizas, margocalizas y margas).


Desde el punto de vista hidrogeológico, estas formaciones se comportan como un sistema acuífero, denominado ‘Acuífero de los Páramos de Cuéllar’, delimitado por los ríos Cega (por el sur y oeste), Duero (por el norte) y Duratón (por el este). Se trata de un sistema acuífero multicapa y complejo, pero donde predominan los acuíferos kársticos por disolución de las ‘calizas de los páramos’, cuyo nivel basal suelen ser las margas y arcillas de las ‘facies de las cuestas’.


La recarga del sistema acuífero de los páramos de Cuellar se produce por la precipitación (lluvia y ocasionalmente fusión de nieve) y por la infiltración en el lecho de los arroyos que discurren por la superficie del acuífero; y por la conexión con los ríos y acuíferos circundantes (acuífero de los Arenales, río Cega…); y la descarga por los drenajes a los valles de ríos y arroyos (arroyo del Henar), los manantiales y surgencias (fuente del Cirio), y conexión con otros sistemas acuíferos.

La fuente del Cirio (a veces por confusión referida en los mapas como fuente del Lirio), situada en el entorno del Santuario del Henar y donde dice la tradición que apareció la Virgen, es uno de los puntos de descarga natural del acuífero de los Páramos de Cuéllar en el fondo de la vaguada del arroyo del Henar, en el contacto entre las calizas de los páramos karstificadas y las margas y arcillas infrayacentes.

El descenso del nivel freático estacional, en periodos plurianuales de sequía y últimamente la explotación con bombeos en pozos del acuífero, ha producido históricamente (y produce en la actualidad) que el manantial de la fuente se seque o que mane en lugares topográficamente más bajos, aguas abajo del valle del arroyo del Henar.

Etnogeología
Rogativas pro pluvia por sequías extraordinarias a la Virgen del Henar y en la comarca de Cuéllar (extracto del libro de Díez Herrero et al. (2022))
En los diversos libros y manuscritos que se conservan, se han documentado casi una docena de rogativas en periodos intensos de sequía, sobre todo en los siglos XVII y XVIII; concretamente corresponden a los años: 1616, 1694, 1698, 1743, 1744, 1767 y 1794; a las que cabría añadir la rogativa de 1651, en la que, aunque el motivo principal fue una plaga de langosta, casi seguro que se asoció también a una sequía; y las rogativas registradas en los libros de acuerdos de Cuéllar y los pueblos de su comarca.

De los Libros de Acuerdos del Ayuntamiento de Cuéllar, Carlos Arranz Santos y Ángel Fraile de Pablo (Arranz Santos y Fraile de Pablo, 1998) obtienen datos sobre años de malas cosechas, en los que el ayuntamiento de Cuéllar se ve obligado a socorrer a los vecinos necesitados. Esto es así en 1604, 1607, entre 1629 y 1639, en 1647, 1660, 1675, 1680, 1684, 1692, etc. Pero para este trabajo nos interesa especialmente el año 1642, porque en mayo, el concejo cuellarano acordó sacar a la Virgen de Santo Tomé de su iglesia, para llevarla a la de San Miguel y allí hacerle novena, para pedir “buenos temporales”.
Igualmente, Arranz y Fraile (1998) dejan constancia de otro momento, en mayo de 1645, en que ante la falta de agua y el riesgo de que se pierdan las cosechas, se hicieron procesiones y cosechas. El ayuntamiento acordó que se hablase con el cabildo eclesiástico de la villa de Cuéllar para pedirles que se hicieran procesiones, y que para ello se sacara la Virgen de Santo Tomé en procesión, se llevara a la iglesia de San Miguel y allí se la tuviera en novena (Arranz Santos y Fraile de Pablo, 1998).
Según han constatado Arranz y Fraile (Arranz Santos y Fraile de Pablo, 1998), en los años 1716, 1718 y 1723, a causa de las sequías que perjudicaban los campos, la Virgen del Henar fue trasladada a Cuéllar y allí fue puesta en novenas pidiendo el agua tan deseada. De hecho, en la novena de 1723 los devotos de los pueblos de la Villa y Tierra de Cuéllar, entre ellos los de Vallelado, ofrecieron a la Virgen numerosas ofrendas. Han documentado estos autores épocas de gran escasez, probablemente en muchos casos por las recurrentes sequías, que debieron ser en 1735, 1740, 1743, etc.
En 1751, ante la sequía, se recurrió a la Virgen del Henar en Cuéllar, haciéndole un novenario. No sólo acudían los vecinos de la villa de Cuéllar, sino también de los pueblos de su Tierra, incluyendo Vallelado. Igualmente, en 1754 la sequía vuelve a preocupar a los cuellaranos (Arranz Santos y Fraile de Pablo, 1998).
El 31 de mayo de 1767, a petición del ayuntamiento de Cuéllar, la Virgen de Henar fue puesta en novenas en la villa para pedir el agua (Arranz Santos y Fraile de Pablo, 1998). También en 1794 volvió a aparecer la amenazante sequía, y se volvió a trasladar la Virgen de Henar a Cuéllar para ponerla en novenas (Arranz Santos y Fraile de Pablo, 1998).

Cuentan igualmente Arranz Santos y Fraile de Pablo (1998) que en Vallelado, además de las procesiones para pedir que haya buenas cosechas cada año, existían rogativas, novenas y procesiones. Las rogativas anuales atraían también a los habitantes de los pueblos vecinos, que acudían tanto por fervor religioso como por la fiesta y el refresco posterior. Del mismo modo, los de Vallelado y Torre acudían a los pueblos de alrededor en semejantes ocasiones. En el Sínodo Diocesano, por lo visto, se había prohibido que los pueblos salieran en procesión fuera de su término municipal, de modo que el visitador obispal, en 1703, ordenó que no se hiciera más y que se señalaran con cruces los itinerarios que las letanías debían seguir dentro del término. En 1706, el visitador de obispado ordena, bajo pena de excomunión mayor, que los miembros del Ayuntamiento participaran en las Letanías y otras festividades. Debía ser algo obligatorio, y no una opción, pero que por lo visto no siempre cumplían los miembros del gobierno municipal de los diferentes pueblos, lo que hizo necesario que se insistiera en la orden. En 1706 el visitador incluso dio autorización al sacerdote del pueblo para que les multara en la cantidad que estimara conveniente, para el beneficio de la fábrica de la iglesia. Parece que las penas espirituales debían ir acompañadas de una multa pecuniaria para ser más efectiva.

Todo esto interesa porque en épocas de sequías, plagas de langosta o epidemias, dado que se hacían rogativas, procesiones y novenas, los representantes del ayuntamiento deberían acudir igual, e igualmente contribuir a los gastos, como se ve en las cuentas del concejo. En Vallelado, en las situaciones catastróficas, se recurría a la Virgen del Rosario y a San Antonio de Padua como abogados o intercesores. En los años 1743 y 1754 hubo novenas y rogativas a San Antonio para que acabara la sequía que perjudicaba a las cosechas. En la novena de 1743, el ayuntamiento de Vallelado pagó 279 reales en la novena que se hizo a San Antonio de Padua. En 1754, el concejo gastó 196 reales en la novena al santo para pedir el agua; en dichos gastos se incluía la cera y lo que se pagó al predicador, incluyendo su manutención, de acuerdo con los datos extraídos por Arranz y Fraile de las Cuentas del Ayuntamiento de Vallelado del año 1754 (Arranz Santos y Fraile de Pablo, 1998). En el mismo año de 1754, el concejo de Vallelado contribuyó con cien reales a los gastos de cera de una novena que se hizo al Santo Cristo de Torre, puesto que los de Vallelado eran muy devotos de él.
En 1756 se hizo otra rogativa a San Antonio “para socorro del agua”, y en ella el ayuntamiento dio 21 celemines de trigo en limosnas a los devotos del santo, de acuerdo con los libros de la Cofradía de San Antonio de 1756 (Arranz Santos y Fraile de Pablo, 1998).
Existe una buena correlación entre estas fechas de la comarca de Cuéllar-Henar y otras rogativas a advocaciones de la provincia de Segovia, como es el caso de las rogativas de: 1616 (coincide con la Fuencisla en Segovia), 1651 (coincide con la Fuencisla en Segovia y San Gregorio en Riaza) y 1767 (coincide con la Mojada en Caballar).

Lamentablemente, a pesar del elevado número de años con noticias de novenas y rogativas documentadas, la información sobre ellas no permite realizar análisis en cuanto a su distribución mensual, decenal y secular; ni correlaciones con otras fuentes de datos proxi (como el espesor de los anillos de los árboles próximos muestreados próximos a Cuéllar), que sean estadísticamente representativas y significativas.
Para saber más
Arranz Santos, C. (1995). Villa y Tierra de Íscar. Valladolid.
Arranz Santos, C. y Fraile de Pablo, A. (1998). Historia de Vallelado, Tierra de Cuéllar. Valladolid, Quirón Ediciones.
Arribas, M.M. (1994). Historia del Santuario del Henar. Editorial: PP. Carmelitas.
Díez, A. y Martín-Duque, J.F. (2005): Las raíces del paisaje. Condicionantes geológicos del territorio de Segovia. En: Abella Mardones, J.A.; Salinas, B. y Yoldi, L. (Coords.), Colección Hombre y Naturaleza, VII. Ed. Junta de Castilla y León, 464 pp.
Díez Herrero, A.; De Marcelo Rodao, G.; Díez Herrero, A.; Escobar Burgueño, A. (2022). Los desastres naturales en la cultura tradicional segoviana. Colección Becas de Investigación, 16. Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana ‘Manuel González Herrero’, Diputación de Segovia, Segovia, 320 pp. (295 pp + 5 Anexos). I.S.B.N. 978-84-17191-52-8; D.L. SG 197-2022.
Ibáñez Ibáñez, M.M. (1955). Historia de la Virgen del Henar y su Santuario. Imprenta Alma Castellana. Segovia.
IGME (2016). Actividad 2: Apoyo a la caracterización adicional de las masas de agua subterránea en riesgo de no cumplir los objetivos medioambientales en 2015. Demarcación Hidrográfica del Duero. Masa de agua subterránea 43 Páramo de Cuéllar. Instituto Geológico y Minero de España y Dirección General del Agua.
Maganto Hurtado, E. (2017). La Romería del Henar, en Cuéllar. En: Enraiza2. Revista de Divulgación e Investigación. Número 018 – Año 2 – Septiembre 2017. Devociones y cruces. Instituto de la Cultura tradicional Manuel González Herrero.
Rodríguez Fernández, L.R. (Dtor.), Lendínez González, A., Muñoz del Real, J.L. y Cabra Gil, P. (2007). Mapa geológico de España, escala 1:50.000 (MAGNA), hoja 401, Cuéllar. Instituto Geológico y Minero de España (IGME), mapa y memoria (70 páginas), Madrid.
Velasco Bayón, B. (2013). La romería de Ntra. Sra. del Henar de Cuéllar (Segovia). En: El Patrimonio Inmaterial de la Cultura Cristiana, San Lorenzo del Escorial, pp. 301-324.