El Valle de Tejadilla, situado al suroeste de la ciudad de Segovia, siempre ha sido considerado un espacio periurbano de menor entidad, en comparación con los imponentes valles del Eresma y del Clamores, que circundan el recinto amurallado; se le considera el ‘tercer valle de la ciudad’, pasando desapercibido para much@s segovian@s. Sin embargo, su menor grado de antropización y sus características naturales singulares han hecho que siempre haya sido el favorito de los naturalistas segovianos y de los estudiosos que nos han visitado a lo largo de la historia.
La primera noticia certera que tenemos del uso del valle de Tejadilla para realizar observaciones geológicas quizás proceda de las anotaciones de Andrés Laguna en su famosa obra de traducción y comentarios al Dioscórides, a mediados del siglo XVI. En ella menciona haber visto plantas de determinados géneros en sus paseos por Tejadilla, próximo a su ciudad, cuando era joven. No hay que olvidar que, además de plantas medicinales, Laguna hizo interesantes aportaciones a la mineralogía del tránsito entre la Edad Media y el Renacimiento, por lo que no podemos descartar que también realizara observaciones mineralógicas y geológicas en este valle.
Damos un salto en el tiempo hasta finales del XIX, cuando Salvador Calderón fue destinado al Instituto de Segunda Enseñanza de Segovia (actual IES Mariano Quintanilla) como profesor de Historia Natural, en el que apenas estuvo un par de cursos académicos (1881-1884) y de manera intermitente con viajes al extranjero. Sin embargo, por sus aportaciones a las actas de la (Real) Sociedad Española de Historia Natural y las actas del instituto, sabemos que realizó recorridos por los terrenos cretácicos de los alrededores de Segovia, posiblemente acompañado por alumnos y otros profesores, y en ellos observó afloramientos rocosos y recogió fósiles en el valle de Tejadilla:
«Por lo que toca al término de Segovia, se halla constituido el cretácico por tres divisiones muy bien caracterizadas litólogicamente, así como por su aspecto orográfico y hasta por sus colores: uña inferior, margosa, otra de arenas y otra superior de calizas, que es la que alcanza espesor más considerable en la localidad que describo. La sucesión completa de estas tres, formaciones puede verse en varios sitios, como sucede en los desmontes de la carretera que va de la capital á Perogordo y en el túnel próximo á la estación inmediata á la entrada del valle de Tejadilla.»
«… En uno de los cortes practicados en la arenisca para su extracción en la carretera de Perogordo y frente á la inmediata fábrica de tejas, tuve la fortuna de encontrar un diente completo de Scaponorliynchus (Oclontaspis) raphiodon Ag., que es uno de los hallazgos que motivan las presentes líneas. También había cerca algunos fragmentitos de huesos de peces...»
«… Encima de la formación mencionada descansa la de las calizas, que es la más considerable por su espesor, lo que
puede reconocerse bien en el valle de Tejadilla, inmediato á la capital, especie de cañón fraguado por el río donde camina por estrecho y hondo cauce entre muros verticales , constituídos todos por estratos calizos de alto á bajo.»
Calderón (1897)
Otro salto de un siglo nos ubica a mediados de la década de 1980, cuando dos jóvenes segovianos estudiantes de primer curso de Geología (Fernando L. Sánchez Casado y Andrés Díez Herrero), aficionados a la espeleología, ‘descubren’ en la boca de la cueva del Búho restos óseos de vertebrados cuaternarios, aparentemente fosilizados, que fueron puestos en manos de los profesores del antiguo Departamento de Paleontología de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid (equipo del profesor Alférez). De esta forma, a finales de la década se realizan varias campañas de excavación del yacimiento paleontológico a cargo de los Dres. Guillermo Molero, Enrique Maldonado, Carlos Íñigo, etc., que aportan las primeras publicaciones sobre la riqueza paleontológica cuaternaria del valle. Paralelamente, la Dra. Ángela Alonso realizaba varias observaciones y columnas estratigráficas en los materiales cretácicos del valle de Tejadilla y sus inmediaciones.
En paralelo a estas excavaciones, un nutrido grupo de universitarios segovianos, integrados en el recién formado Grupo de Paisaje de Horizonte Cultural, emprende un ambicioso proyecto multidisciplinar sobre el valle de Tejadilla bajo el título ‘Recuperar Tejadilla’ (muy novedoso entonces), con el que ganan una de las primeras Becas de Medio Ambiente de la Obra Social y Cultural de Caja Segovia. En ese equipo estaban nombres de profesionales que luego, décadas después, han ocupado puestos de responsabilidad en instituciones o alcanzado prestigio en sus campos de conocimiento, como Leopoldo Yoldi, Juan Carlos Dueñas, Manuel Marcos, Mariano Carabias, Pablo Jorge Delgado, Valentín Gómez, Montserrat Sanz… y, cómo no, los geólogos José Francisco Martín Duque y Andrés Díez Herrero. Como resultado de ese proyecto se generan dos volúmenes de información gráfica, mapas y abundantes textos; así como un resumen publicado por la Obra social de Caja Segovia y en forma de comunicación a las Jornadas sobre el Paisaje.
Durante la década de 1990 continuaron intermitentemente las excavaciones paleontológicas en la cueva del Búho y anexas, y numerosas excursiones y actividades geológicas se desarrollaron en el valle de Tejadilla, sobre todo asociadas a la formación de profesorado de educación primaria y secundaria (CEP de Cuéllar y Segovia). Pero no es hasta inicios de la década del 2000 cuando numerosos centros de enseñanza secundaria de la ciudad utilizan el valle con profusión. Luego vendría la adaptación del trazado del ferrocarril como vía verde, las excursiones de asociaciones de vecinos y otros colectivos, etc.; y su inclusión en capítulos y apartados de libros, como Las raíces del paisaje (2005). En esta década destaca la reanudación de las investigaciones paleontológicas (junto a las arqueológicas) en las cuevas del Buho y su cavidad anexa (ahora llamada Zarzamora) y la cercana del Portalón de Tejadilla; en esta ocasión a cargo del equipo del CENIEH de Burgos, el ISCIII y la UCM, dirigidos por el Dr. Juan Luis Arsuaga, la Dra. M.T. Nohemí Sala, M. Algaba y A. Sanz.
Una fecha señalada para la difusión y conocimiento de los valores geológicos del valle de Tejadilla por parte de los segovianos fue la celebración del Geolodía Segovia 2012, organizado por la asociación Geología de Segovia (coordinación del Dr. Óscar Cabestrero) en el marco del Geolodía en toda España (AEPECT, SGE e IGME).
La masiva afluencia de participantes (cerca de 300 personas) y los materiales divulgativos que se generaron (tríptico, guion extenso y guía breve, geología para los peques…) refrescaron y actualizaron los contenidos de anteriores actividades.
Recientemente, el valle ha seguido con actividades geológicas, con la inclusión de las cuevas entre los Entornos con Lugares de Interés Geológico para la Educación ambiental en Segovia (ELIGES 9), generando la ficha para el educador ambiental y el folleto divulgativo; las excursiones del curso sobre patrimonio geológico para profesorado, organizado por el CFIE Segovia; un recorrido geológico organizado por los Domingos del Patrimonio (Turismo de Segovia, Ayuntamiento de Segovia), guiado por el geólogo Luis A. Martín; y por la publicación durante el confinamiento y el estado de alarma de videograbaciones breves (clips de vídeo) sobre las observaciones geológicas en el trazado de la vía verde del Eresma, bajo el título de ‘viaGEOs al tren‘ (I-III), en el canal de YouTube ‘Segovia te dejará de piedra‘.
Próximamente (sábado 23 de octubre de 2021) se celebrará la segunda edición de la excursión divulgativa que la asociación de vecinos Santa Teresa-Puente de Hierro, el barrio situado en la cabecera del valle de Tejadilla, en la que los vecinos recorren la vía verde y el fondo del valle con explicaciones interpretativas de la geología de la zona.
Y esperemos que esta historia del conocimiento y divulgación geológica en el valle de Tejadilla continúe en el futuro, compatibilizando la divulgación con la geoconservación. Puesto que de nuevo se ciernen amenazas sobre el valle y su patrimonio geológico en forma de proyectos de urbanización que, de no tener en consideración la geología (como ya ha pasado en la cabecera del mismo), podrían dar al traste con este paraíso para los naturalistas segovianos y foráneos que nos visitan. Larga vida al valle de Tejadilla.